

UNA VIDA CON PROPÓSITO
CUIDA TU IGLESIA
Cual ha sido el trabajo más difícil que usted ha realizado alguna vez?
Existen trabajos que requieren nuestro mayor esfuerzo físico, nuestra mayor habilidad o incluso nuestro mayor esfuerzo mental.
Cualquiera trabajo que hayamos hecho por muy difícil o complicado que haya sido, no se compara al trabajo que hay que hacer por mantener la unidad de un grupo de personas con personalidades diferentes, pensamientos diferentes, costumbres diferentes, etc.
La unidad en la familia de Dios es un trabajo en la que todos sus miembros deben estar involucrados. Si trabajamos por la unidad de la iglesia estamos entonces cuidando la iglesia.
Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, y soportándoos con paciencia los unos a los otros con amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Efe. 4: 1-6
Solamente a través de la unidad de la iglesia es que podemos tener una comunión sincera entre sus miembros, destruyamos la unidad y destruiremos la iglesia.
La unidad es el corazón de la iglesia, su importancia la podemos ver en el ejemplo máximo y perfecto: Dios padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Los tres siendo tres personas son uno. Dios es el ejemplo de armonía perfecta.
La escritura nos dice que estemos “solicitos” en guardar la unidad, en otras palabras nos exhorta a esforzarnos a proteger y ,mantener la paz entre los hermanos.
La pregunta es, ¿cómo podemos hacerlo?
La Biblia nos da muchos consejos prácticos:
1- Enfoquémonos en lo que tenemos en común.
¿Qué cosas son las que nos unen? La biblia dice que tenemos un Dios, un Señor,un cuerpo, un propósito, una esperanza, un bautismo, un amor, un mismo futuro.
Estas son cosas a las que debemos poner mayor atención, más que a nuestras diferencias.
2- Ser realistas con nuestras expectativas.
Seamos reales en cuanto lo que esperamos en la iglesia. Hay una gran diferencia entre lo “ideal” y lo que es “real’.
Si esperamos que los miembros de la iglesia se comporten de forma ideal amando, respetando, ayudando, apoyando siempre, entonces tarde o temprano vamos a salir decepcionados y desilusionados; porque la iglesia está compuesta de individuos completamente imperfectos.
Si queremos lo ideal y criticamos lo real, estamos dando señal de inmadurez; pero si nos conformamos solo con la realidad sin esforzarnos por alcanzar lo ideal, entonces nos volvemos complacientes.
3- Decidamos animar más que criticar.
Cuando criticamos a otros hermanos pasan cuatro cosas inmediatamente:
A- Perdemos la comunión con Dios
B- Damos a conocer nuestro orgullo e inseguridad
C- Nos colocamos bajo el juicio de Dios
D- Dañamos la comunión de la iglesia.
Tengamos siempre presente que la crítica nunca viene de Dios, ese es trabajo del diablo, él es quien nos acusa, nos culpa, nos critica.
4- Neguemos escuchar chismes
Es triste que a veces el mayor daño causado a un hermano proviene de alguien dentro de la misma iglesia y no de alguien de afuera.
Todos sabemos que el chisme está mal, pero aun así nos detenemos para escucharlo y no nos damos cuenta que la misma persona que te está contando el chisme está hablando mal de ti a tus espaldas.
Si queremos proteger la iglesia, evitemos el chisme y aun el oírlo.
5- Practiquemos el método Bíblico de solución de problemas
El señor Jesucristo nos manda que con valentía y amor hablemos con la otra persona en forma privada. Este es el primer paso.
Si entre las dos partes aún no hay solución hay que seguir el segundo paso: Pedir ayuda a uno o dos personas como testigos que intentan resolver el problema, y si aun esto no resuelve el problema, entonces seguir el tercer paso: Presentar el problema a la iglesia.
Nuestra tendencia natural es primero contarle el problema a una tercera persona lo que generalmente agrava el problema.
6- Apoyar a los líderes
Muchos nos quejamos de los líderes que tenemos olvidando que no hay líder perfecto, sino que Dios escoge hermanos imperfectos para darles responsabilidades y autoridad sobre el rebaño para mantener la unidad de la iglesia.
Cuando surgen problemas en la iglesia ser líder es lo más ingrato porque suponemos que ellos tienen la tarea de mantenernos a todos contentos, cosa que es imposible.
La Biblia nos manda a tener en alta estima a quienes sirven en la congregación, por que ellos darán cuenta un día sobre la responsabilidad que se les dio; pero no olvidemos que nosotros también daremos cuenta de cuanto fuimos obedientes y apoyamos nuestros lideres.
Nuestro desafío como iglesia, como familia de Dios es asumir nuestra responsabilidad de promover y proteger la unidad de la iglesia; no será fácil, porque a veces lo mejor para la iglesia no es lo mejor para nosotros individualmente.
No olvidemos también que en nuestra comunidad hay muchas personas que buscan amor y un lugar donde se puedan sentir aceptadas, no les cerremos las puertas.

¿Como podemos orar por ti?
Dios quiere que oremos, reconozcamos su presencia y hablemos con él. Podemos expresar nuestro agradecimiento, nuestra fe y nuestra esperanza en Dios con la oración. Podemos recibir de Él respuestas, orientación, paz, fortaleza, sanación, poder y revelación de quién es Él y qué quiere que hagamos.
"Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica."
Efesios 6:18