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UNA VIDA CON PROPÓSITO

RECONCILIACION Y RESTAURACION DE RELACIONES

Como fuimos creados para formar parte de la familia de Dios y para aprender a amar y relacionarnos con
otros, trabajar por la paz es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar. Por desgracia
la mayoría de nosotros nunca se nos enseñó cómo resolver conflictos y mucho menos a trabajar por la paz.

 

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos ha dado el
ministerio de la reconciliación:”
2 Corintios 5:18 RVA2015

Analizando nuestro verso el día de hoy, nos preguntamos que proviene de Dios?
La respuesta es la reconciliación.


Para que la reconciliación ??
En el verso 19 de la segunda carta a los corintios el apóstol Pablo nos recuerda: Que Dios mismo estaba en
Cristo reconciliando al mundo, no tomándose en cuenta sus transgresiones y pecados,(RVR 2015).
La reconciliación es la acción y la consecuencia de reconciliar. Este verbo hace mención a dejar atrás una
pelea o un enfrentamiento, retomando una amistad u otro vínculo que se encontraba interrumpido por una
desavenencia.


Teniendo esto en cuenta, preguntémonos: ¿quién soy yo para trabajar en resolver conflictos especialmente
entre hermanos y trabajar por la paz?


Bueno la respuesta es simple: en la segunda parte del verso 19 de la segunda carta a los corintios lo dice y
está bien claro; que Dios mismo nos ha encomendado la palabra de la reconciliación.


Cuando Jesús vino a este mundo (ya conociendo su propósito), aun sabiendo la clase de personas que
éramos, a Él eso no le importó. El vino y se entregó por la humanidad entera, El vino a restaurar el conflicto
que había entre Dios y el hombre. Y cuál era ese conflicto ???
El pecado, la desobediencia, la rebeldía, el
orgullo y el propio yo.


Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que Nosotros fuéramos hechos justicia de Dios
en El. Verso 21.


Siendo pues reconciliados y justificados en Cristo, trabajemos pues en restaurar las relaciones entre los
hombres y también con Dios, compartiendo de la palabra de salvación, la palabra de reconciliación.

 

Como creyentes Dios nos ha llamado a restablecer nuestras relaciones.

A continuación se enumeran algunos pasos que pueden ser de gran ayuda en la restauración de conflictos, y
esperamos que sean de gran ayuda para usted. Si está en alguna situación oramos que Dios le ayude a
ponerlos en práctica, y si no está en la necesidad de usarlos, oramos para que El señor le ayude a guardarlos
pues sabemos que mientras estemos en Este mundo estamos expuestos a ofender a alguien aun sin ni
siquiera saberlo.


1: Habla con Dios antes que con la persona.
Si oramos con Dios cerca del conflicto antes de ir con algún amigo (para evitar el chisme, a menos que ese
amigo sea algún diácono o el pastor mismo) descubriréis que Dios obrara y cambiará nuestra forma de ver el
conflicto, porque se está poniendo a Él en primer lugar, así también obrará en ambos lados tanto en usted
como en la otra persona que ni siquiera ocupará que lo sepa alguien más.
Nuestras relaciones serían mejores si solo oramos más por ellas.


2: Siempre tome la iniciativa

No importa quien haya sido el ofendido o quien ofendió a quien: Dios espera que siempre demos el primer
paso.Por tanto, si has traído tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu
ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y ofrece tu ofrenda.”

Mateo 5:23-24 RVA2015
Si para Dios es importante, lo debe ser también para mi.


3: Ser comprensivo
Usar nuestros oídos más que nuestra boca.
No discutamos con las personas acerca del problema, mejor escuchemos y dejemos que se desahoguen
emocionalmente sin ponernos a la defensiva, recordemos que todos estamos propensos a cometer algún
error y lo único que nos gustaría es ser comprendidos y escuchados
Aguantarnos con paciencia es un sacrificio, es lo que Cristo hizo por usted y por mi.

Romanos 15;2 (RVR 2015)


4: Confiesa tu parte con el conflicto.
Si realmente me interesa restaurar una relación, debemos comenzar admitiendo nuestros propios errores o
pecados.
Cuando difícil es aceptar cuando hemos hecho algo mal, cuando hemos pecado u ofendido. Pidamos a Dios
que nos muestre nuestra parte en el problema (si existe) o pidamos a Dios dirección el examinar nuestra vida
personal, a encontrar algún pecado no confesado.


“Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos
en la verdad;” 1 Juan 1:8 NTV


No te excuses ni culpes a otro; reconoce con sinceridad la parte que te corresponde en el conflicto. Asume la
responsabilidad que te Corresponde por tus errores y pide perdón.


5: Ataca al problema no a la persona.
No es posible arreglar el problema si lo que nos interesa es encontrar Quien tuvo la culpa. Al resolver
conflictos, la manera en que se dicen las cosas es tan importante como lo que se dice.
Si somos o actuamos ofensivos a la hora de enfrentar una situación lo único que conseguiremos es que
nuestras palabras sean recibidas a la defensiva y empeorará el problema en lugar de solucionarlo.

 

"No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus
palabras resulten de estímulo para quienes las oigan.”
Efesios 4:29 NTV


6: Cooperar tanto como puedas.
La paz siempre implica sacrificio.
Puede costarnos nuestro orgullo, egoísmo. Por amor a Dios hagamos lo mejor que podamos para
restablecer las relaciones rotas y comprometámonos a no solo lo que yo quiero o mejor me beneficia, sino
más bien que puedo hacer para que los demás trabajen y se sientan bien, recordemos que: no se trata de
nosotros, se trate de Él.


“Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.”
Mateo 5:9 NVI


7: Hacer hincapié en la reconciliación, y en la solución.
La reconciliación se enfoca en la relación.
Mientras que la solución enfoca el problema, ahora bien ambos son necesarios porque si no tenemos un
problema no podemos tener reconciliación, ahora bien no me mal interprete que decimos que ambos son
necesarios, más bien que cuando no hay problema como sabemos que la relación se rompió?

Teniendo en cuenta que Dios es quien conoce nuestros pensamientos, nuestros sentimientos,
preguntémonos: ¿A quién debo amar? Nuestro prójimo/vecino Literalmente hablando, Nuestro compañero,
puede ser mi hermano, compañero de trabajo, pareja, etc.

¿Quién nos reconcilia con Dios?
Cristo.


¿Cuál es el propósito de la reconciliación?
Ser embajadores de Él, para que ya no vivamos para nosotros mismos, sino más bien para aquel que murió y
también resucitó por nosotros esto es: Cristo.

¿Por qué aprender a relacionarse?


Porque de otra manera como podremos dar a conocer a Cristo?
Una luz no se enciende para ponerse debajo de una mesa, más bien es puesta
en lo más alto del lugar para que alumbre toda la casa. Nosotros hemos sido puestos en el lugar donde
estamos con el propósito de proporcionar luz/vida, para ayudar a restablecer relaciones rotas, a trabajar por
la paz y para anunciar las buenas nuevas de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Porque trabajar por la paz??


Bienaventurados los que hacen la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”
Mateo 5:9 RVA2015


En el primer discurso del señor Jesús mejor conocido como el sermón del monte mencionando en el
evangelio según San Mateo, El señor Jesus lo dijo de esta manera: bienaventurados los que: hacen/trabajan
por la paz, por favor, note que “no se hace mención de los que aman la paz, pues todos amamos la paz pero
no todos trabajamos por ella”. El verso aquí hace mención a los que trabajan y hacen, practican o realizan por
la paz y no solamente a los que aman la paz y las personas pacíficas. A Veces podemos ser pacíficos, pero
no podemos trabajar por la paz, podemos amar la paz pero si no hacemos nada para promover o impulsar a
una acción de nada nos sirve. El verbo hacer o trabajar implica acción, y acción es lo que se necesita para
desarrollar, demostrar e impulsar a trabajar por la paz.

“Reflexionando en mi propósito”
El compañerismo roto es de mal testimonio especialmente para las personas que no son creyentes del señor
Jesús. Al no mantener relaciones saludables, al no ayudar a resolver conflictos y trabajar por la paz,
demuestra nuestra falta de madurez espiritual.


“Los exhorto, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que se pongan de acuerdo y que
no haya más disensiones entre ustedes, sino que estén completamente unidos en la misma mente y en el
mismo parecer.”
1 Corintios 1:10 RVA2015

“Cristo nos envió para que hablemos de parte suya, y Dios mismo les ruega a ustedes que escuchen nuestro
mensaje. Por eso, de parte de Cristo les pedimos: hagan las paces con Dios.”
2 Corintios 5:20 TLA

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